Dudas y temores
Lentamente el invierno va dejando de blanquear el césped de la plaza, y las ramas de los castaños. El río poco a poco va aumentando su caudal (no como aquél fatídico año de la sequía artificial y toda la parafernalia del ayuntamiento). Los días como todos ya sabrán y del mismo modo en que ya lo han descrito infinidad de autores y poetas comenzaban a alargarse y el sol a mostrar su esplendor. Las niñas se engalanan y recorren ida y vuelta la calle principal de la aldea; los muchachos sentados en la esquina frente a la panadería y el “TODO POR DOS PESOS” les hacen ojitos, las saludan, juegan de mano haciéndose notar y luego ven pasar las niñas ya señoritas, ventean como toros en celo, y por fin admiran el paso ya postrero de los esbeltos y carnosos cuerpecitos en promesa de fruta madura. Más tarde cada uno en su hogar soñará con lo que no se atrevieron a decir y en sus sueños serán: hombre y mujer, por primera vez. Estas tardes que se prolongan sobre el horizonte del Coronel González Plata y aletargan el espíritu humano generando primaveras y capullos en flor generan milagros como el de ver a Carmela barriendo y baldeando la vereda de su casa. “Es bueno” diría en otra oportunidad “uno se comunica con vecinos que ni sabía que tenía y qué buen aire provoca el agua fresca en el cemento ya caliente por el sol que retorna de la lucha invernal”. Así era, evidentemente. Trabó conversación con su vecina que apuntaba los porotos para el mismo milagro que –para ser honesto- el milagro sucedía en la comarca toda.
-¿Qué haces Carmela?- dijo la andaluza- ¿qué sabes de las casas?
- y... Mirá... entre nos (y esta introducción misteriosa casi siempre invita a hacer rodar por las trompetas de la fama aquella infidencia que se presentó como secreto) la fiambrera del Plateado me dijo que según “La Catalina” ellos ya estaban adentro... entonces lo lógico sería que nosotros también... o sea ellos tienen un terreno del ayuntamiento...
- Sabes que eso me tiene preocupada- respondió la andaluza esposa del Sr. Vallemar- nosotros tenemos el terreno aquél y mira si por eso quedamos fuera.
- Por lo menos te quedaría el terreno. ¡Nosotros ni terreno tenemos!
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