jueves, 9 de julio de 2020

La última gota (Sinopsis)

Es una obra compuesta al estilo de "Las palmeras salvajes" de William Faulkner. "El plan" y "Proyectos inaplicables o la puta costumbre de meter el palo en la rueda" son los dos relatos que a modo de tesis y antítesis conforman la novela. No hay entre ellas aparente relación de ningún tipo, más que, el proceso de escritura alternativo y sucesivo de ambas obras.

No son dos textos intercalados ni una adición de relatos que conforman un todo. En La Última Gota el conjunto lo forman el entramado de los dos relatos, siendo imposible desligarlos, siendo imposible presentarlos después como dos relatos independientes. Forman una entidad que comparten y surgen de la misma realidad, adyacentes en el tiempo y relacionadas por una idea narrativa común y una semántica que se acaba de comprender al final cuando se vislumbra que el plan, es la última gota de los proyectos inaplicables llevados adelante por Antonov.

Como un tercer relato inmerso en la novela se encuentra la normativa legal dictada por el ayuntamiento. Normativa descabellada e ilógica que da marco referencial de la apatía aldeana de los habitantes que descansan en la tranquilidad de no ser los responsables de las atrocidades cometidas por el gobierno y que son sistemáticamente dirigidos por la demagogia oficial.

Entre esta cuestión del plan (que no es más que un proyecto habitacional) y los descabelladlos intentos del alcalde por quedarse con más de lo que produce la comarca aparecen los mismos de siempre, un grupo no conformado de simples ciudadanos aglutinados sólo por ser oposición al oficialismo y que por lo general sólo actúan cuando la tiranía aldeana roza sus propios huertos. A excepción de Máximo Aurelio Sottocorno que, atento a su espíritu setentista hace causa común con todo, tal vez por alguna cuestión personal con el alcalde y su séquito. Asimismo Sottocorno representa al héroe popular. Aquél que hace lo que todos desearíamos en pos de lo que creemos justo; pero que ni nos atrevemos a comentar. Y que a la larga, como suele suceder en la vida cotidiana queda en el más absoluto anonimato y siempre del lado opositor. Todo esto presentado desde la más cruda ironía, exagerando tanto el hipérbole como la irreverencia.

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